lunes, 3 de octubre de 2016

El viaducto de la unidad, Alemania

A pocos días de que se celebre la fiesta nacional de España, nos antecede el día de la Unidad Alemana. Esta fiesta conmemora la entrada en vigor de la reunificación alemana el 3 de octubre de 1990. Las primeras autopistas alemanas constituyeron un hito en la ingeniería de carreteras mundial, espejo del desarrollo económico y sobre todo tecnológico del país centroeuropeo en los años 30 y principios de los 40 del s.XX. Fueron diseñadas por ingenieros ferroviarios y se caracterizaban disponer firmes de hormigón y por un trazado tridimiensional marcadamente quebrado allí donde el relieve es accidentado. Una de esas vías es la autopista federal A9, que discurre de sur a norte para conectar las ciudades de Berlín y Múnich.

El río Saale determina parte de la frontera natural entre las regiones de Turingia y Babiera. Para salvar el valle, se encargó en 1936 a Fritz Limper el proyecto de un viaducto, dando continuidad a las calzadas entre las dos orillas. Se trata de un viaducto doble isostático de hormigón, compuesto por arcos de medio punto con paramentos cubiertos con mampostería sobre los cuales descansan sendas calzadas de 9 m de ancho. Este viaducto es conocido como Rudolphstein Saalebrücke o Puente de la Unidad Alemana.

Figura 1. Imagen histórica del Puente de la Unidad Alemana. Fuente: Wikipedia

El 13 de abril de 1945, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, varios arcos del puente fueron destruidos por un ataque y un arco más gravemente dañado, posteriormente volado por las propias tropas alemanas. El puente quedó inutilizado durante los primeros 21 años de separación en la frontera de una Alemania dividida tras la Guerra. Durante ese tiempo el paso fronterizo entre los dos territorios se emplazaba unos 7 km al oeste. Fue tras un acuerdo en 1964 entre la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana cuando se decidió reconstruir la obra, que fue íntegramente financiada por la administración de la RFA. Las obras concluirían dos años más tarde.

Figura 2. Vista del viaducto parcialmente destruido. Fuente: Reiseberichte.de

A principios de los 90, no sólo el tráfico de la autopista no paraba de crecer, sino que también el diseño geométrico de la infraestructura quedaba obsoleto para los estándares actuales de explotación y seguridad vial. El Gobierno Alemán se embarcó en un ambicioso plan de actualización y mejora de aquellas autopistas construidas en el Periodo de Entreguerras, en el que todavía sigue inmerso con el acondicionamiento de otros tramos de su amplia red. Se podría considerar de hecho que el Plan de Acondicionamiento de las Autovías de Primera Generación en España está, salvando las distancias, inspirado en el alemán.

Los estudios de tráfico determinaron que en el tramo que une las regiones de Baviera y Turingia, la sección transversal debía contar con 3 carriles por sentido, con lo que se hacía necesario desdoblar el viaducto. Así, entre abril de 1994 y abril de 1996, se dispuso un tercer viaducto en paralelo a los dos históricos. Mientras que la obra antigua soporta toda ella una sola calzada, la nueva soporta la otra. La nueva obra en hormigón pretensado concebida con un sobresaliente sentido estético no sólo no desentona sino que también permite apreciar la elegancia del antiguo viaducto. Los nuevos pilares colocados en línea con los antiguos soportan un esbeltísimo tablero con sobriedad, imitando las formas anexas sin ensombrecerlas. 

Figura 3. Vista actual del viaducto reconstruido y el nuevo viaducto paralelo. Fuente: Panoramio

Sin duda esta obra constituye un icono de la unidad de un país donde 26 años después de la reunificación una parte de la población aún duda de la conveniencia de caminar de la mano.